Anabel había tocado fondo. Era una persona que no se ponía limites y quizás eso la había llevado directo al infierno que vivía todos los días.
Con facilidad se deprimía todas las tardes, y su único refugio era un buen porro junto con unas cervezas y un poco de pastas corrientes que conseguía un precio muy elevado. Quizás debería de hablar del problema que ella tenia, y es que sin quererlo, mato a su hijo de unos cuantos meses. A una muy temprana edad, Anabel tenia una facilidad para abrir las piernas y dejar que la penetrara quien se le pusiera enfrente. Una de tantas ocasiones recibió una golpiza por parte de un tipo, que cuando se la llevo a la parte trasera de su carro, esta al verle el pene erecto, se empezó a reír por su diminuto tamaño, lo cual tuvo severas consecuencias, ya que después de la chinga que le pararon, el oído izquierdo dejo de serle útil. Anabel se embarazo a los 14 años, y no sabia quien era el padre afortunado. Culpo a muchos, y al que le pudo sacar algo de provecho fue a un atractivo joven de clase media, con el que había tenido una que otra aventura, además de que, por primera vez, tuvo la fortuna de probar hongos en casa del muchacho. Cierto día, estaban en un autocinema, probando cocaína cortada, donde después de un rato, ella empezó a darle una chupada, la cosa se estaba poniendo amena, pero por circunstancias de la droga y el pánico, ella comenzó a morderle el glande de una manera tan brusca, que el pobre fulano no soporto el coraje, y le repartió tres golpes en la cabeza con el bastón del carro.
Anabel recorría las calles sola, buscando compañía, ya que nadie la aceptaba tal y como era. Recorría bares con minifaldas y escotes cortitos, también se ponía tacones y se pintaba como payaso, pero solo recibía insultos y metidas de mano gratuitas. También tuvo un altercado con un borracho que se la llevó a un camper, en donde después de haberle picado el ano con unas pinzas, le dio a comer su propio excremento, todo esto, para luego golpearla y aventarla a la calle.
Meses después, nació su hijo, el cual no podía mantener sola, y debido a su adicción a las drogas fuertes, su intolerancia a los chillidos se volvió crónica, por lo que golpeaba mucho a su bebe.
Tres meses después, había conseguido darlo en adopción, una familia de buen nivel había encontrado la manera de llegar a un acuerdo con ella. Anabel se sentía feliz, y esa noche decidió no probar ninguna droga y acostarse por ultima vez con su hijo, ya que al siguiente día, tendría que despedirse de el para siempre.
En la mañana siguiente, Anabel había ahogado al niño sin querer, ya que tenia el sueño muy pesado, y de un momento a otro lo asfixio con su peso. Anabel no concebía el acto, y su cabeza le daba vueltas. Abrió su alacena y saco una jeringa, probo un poco de droga, se sentó en su mesa, y se puso a llorar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario