Amanecí vomitando la miseria de mis poros adversitos a una alma imperfecta, banal y ambigua, tan ambigua como la misma maternidad comprometida, la madre que instintivamente lleva el rol de protectora, no se para que carajos, pero así nació la serpiente. Me ha dado mucho asco el presenciar la gente que pasa por mi ventana, como quisiera quitarles sus estupidas sonrisas, parecen pinturas de aparador, tan solemnes, tan equivocadas, aunque no hay mucha diferencia a las pinturas grandes, las que no se han forjado solas, sino la gente que se pone una mano atrás y se soba la barbilla, ha creado el mito, ha creado ese maldito estigma de la observación incoherente, de esa formula que no falla para que los llamen intelectuales de mierda, los cuales deberían de empezar por analizar su propia cagada, debería mejor dicho, todo el mundo de comer su cagada, para saber de que coños están hechos, y encontraran que la puta de Eva nunca estuvo en el paraíso, mucho menos en el infierno de las delicias grotescas y ajenas a una puta religión nefasta y enriquecida por la mente de débiles soñadores, cuyos hijos mueren en guerras negras y manchadas de faltaba mas , faltaba menos, la gran cagada de la vida. Y para mi maldita desgracia, se ha topado ante mi una persona que maneja un carro con la punta del dedo gordo, un imbecil que no sabe marcar direccional, que no sabe hacia donde va su maldita necedad de vivir, aquel hombre emborrachado de estupidez, que decide fusionar su cerebro con el de la maquina de su coche, pobre hombre de cagada que espera que llegue una mísera quincena para pagarle a una puta gorda para que pueda introducir su falo pobre y agarrar alguna rascadera de huevos a los tres días, después de eso continuar su paralela vida frente a un vecino igual de apestoso que el, como quiero vomitarles mis tripas, como quisiera que sus 2 pequeñas neuronas se quemaran y les explotara su masa encefálica, y con ella poder pintar una obra hiperrealista dentro de un contexto descontextualizado, algo así como lo que vive la fascinante clase media, y convergente clase burguesa, la clase política de izquierda y derecha, que en resumidas cuentas, es lo mismo pero diferente, a todo la maldita bazofia humana que no tenga de que sacarle provecho, y que se ha maldecido con el simple hecho de llegar al lugar donde estamos y nos dirigimos, la nada en su expresión connotativa y denotativa, o sea, la complejidad de la maldita nada en un todo.
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