martes, agosto 29, 2006



Jesús estaba tan harto de su maldita desdicha, que un día se paró frente al espejo lleno de oxido pus y sangre, decidió coger un machete con el que su padre solía arrancar las yerbas del patio, y aun conservando el olor de aquellas plantas, se dio de machetazos en la cabeza, con el fin de separar los hemisferios cerebrales, y partir su cabeza en dos partes iguales, lo cual lo logró a base de esfuerzo y mucha sangre en el baño de su casa. La cabeza de Jesús ahora estaba separada en dos partes iguales, cada una escondida por el miedo, una de ellas estaba tras la cortina, y la otra nadaba en el excusado, a las pocas horas, los dos pedazos decidieron conocerse y formar una linda familia.