lunes, mayo 29, 2006

QUE DIA SIN ACOMPAÑANTE...

Este día me siento solo. No hay nadie quien me acompañe a orar mis desdichas cautelosas de las que he sido sometido bastante tiempo. Realmente siento un vacío en mi corazón, que cursi me oigo pero así se asimila con mas provecho una desgracia. He aguardado las ganas de llorar en las mañanas, cuando siento que las cosas ya no pueden ser igual que años atrás, de no poder oler la inspiración por ningún rincón de mi mediocre existencia. El tiempo ha arrasado con todas las cosas que algún día me gustaron, me siento indiferente, ya olvide el olor a óleo en mi habitación, ya olvide que era dar un regalo con sentimientos bellos, ya olvide que se siente amar y ser amado, ya olvide como hacer el amor y a que sabe el néctar de los besos nocturnos. Si mi memoria no falla, tengo dos años que no me inspira ni la puta mierda, que no leo lo que me gusta, ni fumo hierba. Creo que ya he olvidado a que sabe el agua de mar, y que se siente tener el viento en tu cara.
Un día intente dibujar un rostro utópico de la mujer mas bella, y termine odiándome por ser tan enfermizo como el que le paga a una vieja puta por tener sexo oral en media hora. Ese día sentí ganas de machacarme la cabeza contra la pared hasta poder ver el primer seso mutilado que adornara la blanca pared de mi casa. En las noches no dejo de pensar como seria mi vida si hubiera encontrado el amor perfecto, si la maldita necesidad del mito de la media naranja nublara mi mente para obsesionarse en todos mis sueños bellos, donde busco un rostro que ya me dijo adiós desde hace un buen de tiempo. Me duele saber que mi vida pudo haber sido perfecta, una mujer que le gustara mi arte, un gato que no me produjera alergia, un trabajo decente, un diablo o una diabla en mi consciencia, y de repente miro mi patético cuadro en los espejos llenos de moho que hay en el baño, y me produce nauseas ver tanta asquerosidad atrapada en un reflejo interminable de miseria nata. Y lo peor de todo es que me siento tan ofensivo y dañino, que me da miedo en que pueda terminar con todo esto. Pesa tanto saber de mi, pesa tanto saber que mi llanto es silencioso y que mi amargura me la curo por las noches pensando en algo mejor que vivir mi línea precisa, busco fantasmas entre la oscuridad que le den sabor y dignidad a mi ser, busco secretos que alivien las espinas incrustadas en mis dedos, en mi boca y en mi caja de vida, busco unos ojos que me vean por lo que alguna vez creí valer.

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